La falta absoluta de un sistema anticaída.
Hasta la fecha, cuando se instala un sistema fotovoltaico, no se suele montar un sistema anticaída.
Prever un sistema de anclaje obliga a los diseñadores a dejar zonas de la cubierta sin módulos fotovoltaicos, para poder instalar los anclajes y las vías de paso de los encargados del mantenimiento.
Desde esta perspectiva, se opta por no instalar sistemas anticaída y pasar el problema a quienes llegan más tarde para realizar el mantenimiento. Además, como suele ocurrir en Italia, se piensa en qué construir, pero no en cómo hacerlo.
Sin planificación.
No instalar un sistema anticaída es un grave error desde el punto de vista de la planificación económica. El mantenimiento de los sistemas fotovoltaicos debe realizarse de forma segura y el propietario del edificio que no lo haya previsto se ve obligado a sufragar importantes gastos que no había previsto.
En general, un sistema fotovoltaico requiere más de una intervención de mantenimiento al año y, casi siempre, no están programadas: en caso de avería, para no interrumpir la producción, es necesario intervenir lo antes posible, y esto genera estrés y ansiedad, sobre todo, cuando no se cumple con las normas vigentes.
Sin manuales ni certificaciones.
A veces, sucede que los propietarios más previsores hacen instalar líneas de vida permanentes o barandas junto con los sistemas fotovoltaicos.
Lástima que, la mayoría de veces, el trabajo se hace mal, la instalación es deficiente y no se entrega la documentación adecuada.
Un sistema anticaída sin la documentación necesaria y obligatoria no es más que un montón de hierros, colocados al azar a lo largo del perímetro de la cubierta.
Sin documentación no es posible:
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saber cómo se debe utilizar el sistema;
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elegir los EPI adecuados;
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localizar el punto de acceso;
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prever procedimientos de rescate y recuperación;
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identificar a los responsables (además del propietario) en caso de lesión o accidente grave.
Todo ello, sin entrar a discutir si el sistema anticaída existente es técnicamente adecuado.
Nadie se plantea el problema de antemano.
Como suele ocurrir cuando se habla de sistemas anticaída y de espacios confinados, el diseño desde una perspectiva de seguridad es siempre lo último que se tiene en cuenta. Esto es así porque se tiende a pensar que nunca pasará nada malo, ni a los instaladores ni a los encargados del mantenimiento.
De acuerdo con esta lógica equivocada y peligrosa, quizás hoy se ahorre algo, pero existe riesgo de pagarlo muy caro en el futuro.
La solución de Rothoblaas.
Rothoblaas ofrece soluciones personalizadas gracias a su profundo conocimiento de las normas y de las técnicas necesarias para poner en seguridad los espacios complejos.
Cuando no se han instalado líneas de vida obligatorias, Rothoblaas interviene diseñando el sistema anticaída más adecuado para la cubierta del edificio y del sistema fotovoltaico instalado.
Si ya hay sistemas anticaída, comprueba de inmediato el estado de la instalación y su mantenimiento.
Protege tu vida haciendo lo único verdaderamente posible, rápido e inteligente: instalar un sistema anticaída certificado para tu seguridad y la de los encargados del mantenimiento del sistema.
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